AlphaGo

Gustavo Reyes
3 min readSep 12, 2019

--

Cuando estaba en la universidad, en algún momento tomé una clase de programación. No me acuerdo de cómo programar pero sí recuerdo que el profesor dijo algo como: «Hace ya años que las computadoras lograron ganarnos a los humanos en el ajedrez y en el Jeopardy! Pero nunca vamos a ver el día en que las computadoras puedan ganar una partida de Go»

Go es un juego de mesa muy popular en el este asiático: China, Corea, Japón, etc. mi maestro solía decir que son tantas las implicaciones de jugar Go, que sobrepasan por mucho a simples reglas, y que son tantos los matices que hay que tener en cuenta, que era imposible para las máquinas llegar a dominarlo.

Bueno, pues en 2017, la máquina de la compañía Deep Mind, llamada AlphaGo, derrotó al campeón de Go, Ke Jie en Hong Kong. El campeón Ke, dijo que jugar con la máquina se sentía era parecido a (lo que él supone) jugar contra un dios. La máquina rompió esa barrera. Poco tiempo después, Deep Mind, lanzó la máquina AlphaGo Zero, que derrotó a AlphaGo como si fuera nada. Otro dios había nacido.

Lo interesante para mí, es que el modo de programar ambas máquinas fue muy distinto. A AlphaGo se le alimentó con muchas jugadas y mucha estadística «si mi oponente hace esta jugada, entonces, por probabilidad, la mejor jugada es tal» creo que este es un buen momento para aclarar que no sé jugar al Go. En fin, AlphaGo Zero, tiene un algoritmo sumamente distinto, a esta última máquina no se le dio una base de datos llena de jugadas y de estadísticas. Se le enseñó a jugar desde cero y la hicieron jugar contra sí misma un millón (o algo así) de veces. AlphaGo Zero aprendió de sus errores, y pasó de la incompetencia total, a vencer a la máquina campeona del mundo.

Si bien esta historia puede darnos miedo con respecto al poder de las computadoras hoy en día (porque sí, qué miedo) también la podemos ver como una lección en aprendizaje. Si practicamos algo y podemos hacer un juicio frío de nuestro progreso, hacer anotaciones sinceras de lo que podemos mejorar y lo que va por buen camino, podemos aprender cualquier cosa y llegar a un nivel elevado en ello. Dicen que la práctica hace al maestro pero siempre he pensado que ese dicho está incompleto. Si no me creen piensen en los taxistas, que se la pasan todo el día manejando y manejan muy mal, entonces dónde está el sentido en ese refrán. Yo opino que la práctica consciente, es lo que hace al maestro.

Cuando estamos aprendiendo algo, a menudo tenemos un ingrediente que estorba: el ego. Vemos el trabajo de otras personas con más habilidad que nosotros y comenzamos a sentir que no somos suficiente. Lejos de sentirnos inspirados nos sentimos atacados, comenzamos a crear excusas como decir que es nuestro estilo o cosas por el estilo. Creo que la historia de AlphaGo Zero, ayuda a recordarnos que hay que ser fríos con nuestro progreso, en cualquier cosa que queramos aprender. AlphaGo Zero no sabía jugar, pero no fue programada para hacerse de excusas, no fue programada para justificarse, sino para aprender de sus errores. Si los humanos pudiéramos hacer ese ajuste en nuestra forma de entender las cosas, y tomar la crítica constructiva como algo que nos ayudará a aprender y no como algo de lo que hay que protegerse. Creo que veríamos progreso más rápido en todo lo que intentáramos.

--

--